Manuel González, quien saltó a la fama en la octava edición de La isla de las tentaciones,
ha hecho una revelación sorprendente acerca de lo que cobró por su primera aparición en el programa que lo catapultó al estrellato.
El exconcursante, conocido por su relación con Anita y su particular personalidad,
ha confesado que su caché por tres semanas de grabación en la República Dominicana fue mucho menor de lo que muchos podrían imaginar.
De hecho, por participar en el reality que lo puso en el ojo público, Manuel percibió apenas 760 euros.
El comienzo de la fama para Manuel González
Antes de aparecer en La isla de las tentaciones, Manuel González era un desconocido guardia de seguridad que llevaba una vida tranquila junto a su novia, Lucía Sánchez.
Sin embargo, su participación en el programa cambió por completo su destino. Tras su aparición en el reality, su vida personal y profesional dio un giro de 180 grados, y tanto él como su pareja se convirtieron en caras conocidas en la televisión española. A partir de entonces, el “Manué, la manita relajá” se convirtió en uno de los momentos más recordados del programa.
La revelación de Manuel sobre lo que cobró por su primera participación en el programa ha sorprendido a muchos. En una entrevista en el canal de YouTube Batmowli, Manuel explicó que por las tres semanas que estuvo grabando en República Dominicana solo cobró 760 euros. “Reventé mi relación, me expuse a España entera, por 760 euros”, confesó con cierto tono de asombro. Esta cifra contrasta notablemente con los beneficios que hoy en día algunos famosos de realities logran obtener después de su paso por estos programas.
El caché de los concursantes de ‘La isla de las tentaciones’ y ‘Supervivientes’
Manuel no es el único exconcursante que ha hablado abiertamente sobre lo que se cobra en estos programas. Recientemente, Josué Bernal, quien participó en la cuarta temporada de La isla de las tentaciones, también compartió su experiencia sobre su caché en el pódcast La escalera Roja. Según su testimonio, cobró “700 euros de mierda” por su participación, destacando que, a pesar de la exposición mediática que generan estos realities, el pago no refleja el gran desgaste emocional y físico que implica estar en ellos.
Josué también explicó cómo, a pesar de lo bajo de su sueldo, lo que realmente motiva a los concursantes a participar en estos programas no es lo que cobran por estar allí, sino los beneficios posteriores que les brinda la fama y la visibilidad. “Yo a ese reality no voy por lo que me pagan, voy por los beneficios posteriores, hubiera ido gratis”, dijo, haciendo hincapié en la gran discrepancia entre lo que los programas facturan por sus altos índices de audiencia y lo que pagan a los concursantes.
Violeta Magriñán y las duras condiciones económicas de ‘Supervivientes’
Otro caso que resalta la desigualdad en los pagos de los concursantes de realities es el de Violeta Magriñán, quien también reveló lo que cobró por participar en Supervivientes. En una ocasión, Violeta confesó que su sueldo base fue de 2.500 euros semanales, pero que esa cifra debía ser descontada en parte por el 20% que se quedaba su representante y, además, se le restaban los impuestos. Esto significa que, en realidad, la concursante se llevaba a casa una cantidad mucho menor a la inicial, aunque en su caso, el pago era considerablemente más alto que el de Manuel y Josué.
Violeta, quien lamentaba su salario comparado con otros concursantes, también destacó las duras condiciones a las que se enfrentan los participantes en Supervivientes, un programa famoso por sus exigentes pruebas físicas y su ambiente hostil. “Creo que fui la peor pagada de la edición”, lamentaba la joven, quien reconocía que, a pesar del buen sueldo base, las condiciones del programa no justificaban completamente el pago recibido.
Las diferencias en los cachés: ¿vale la pena la fama?
Lo que queda claro tras estas revelaciones es la gran disparidad en los cachés de los concursantes de los realities de Telecinco, como La isla de las tentaciones y Supervivientes. Mientras algunos participantes logran obtener contratos millonarios y una fama que les abre puertas en otros ámbitos, otros se ven obligados a conformarse con salarios bajos, especialmente al principio de su carrera televisiva. La fama, como en el caso de Manuel González, tiene un costo inicial muy bajo, pero los beneficios a largo plazo son incalculables.
En resumen, aunque la exposición mediática que ofrecen estos programas tiene un valor incalculable, muchos de los concursantes tienen que pagar un precio personal y económico mucho más alto del que realmente se percibe en el momento de su participación. La pregunta que surge es si, en el caso de los participantes menos remunerados, la fama posterior compensa lo que realmente se les paga por su paso por el programa.
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